Presentes en el yogur, estas bacterias son beneficiosas para nuestro organismo.
Los probióticos (término que etimológicamente deriva del griego pro «a favor», y bíos, «vida») son microorganismos que tienen efectos beneficiosos para la salud, tanto de los seres humanos como de los animales. En los últimos años los productos probióticos se han puesto de moda, habiendo demostrado su eficacia en algunas enfermedades como la diarrea aguda o la diarrea producida por los antibióticos, entre otras. Esta eficacia está basada en el beneficio que producen estos productos sobre la microbiología, que en los casos anteriores es la del intestino.
Tal y como asegura Margarita Iniesta, miembro de la Sociedad Española de Periodoncia (SEPA) y Profesora del máster de Periodoncia de la Universidad Complutense de Madrid, «es lógico pensar que los probióticos también pueden ejercer un efecto beneficioso sobre la microbiología oral y ayudar a controlar enfermedades de la boca». De hecho, añade, «muchas de las patologías de la boca tienen su origen en cambios de la microbiología». Para esta experta, «el hecho de que los probióticos puedan tener un rol importante en el cuidado de la salud periodontal estaría relacionado con la etiología de estas enfermedades: el biofilm dental».
La boca está llena de bacterias, pero éstas en condiciones normales no son patógenas y pueden convivir con nosotros en perfecta armonía; sin embargo, varios factores (mala higiene oral, tabaco, ingesta de azúcares…) van a provocar que se vuelvan dañinas para nuestro entorno oral y provoquen enfermedades como caries, gingivitis y/o periodontitis.
Varios investigadores asumen que si aportáramos bacterias probióticas a nuestro entorno oral, el balance bacterias beneficiosas-bacterias patógenas se vería descompensado hacia el lado bueno. Hoy en día, la mayoría de la investigación que se ha realizado en el campo de los probióticos aplicados a la boca ha estudiado precisamente los cambios microbiológicos que se producen cuando se ingieren productos probióticos.
Y por ahora, los resultados son muy prometedores. Se ha observado que determinados probióticos son capaces de disminuir la presencia de Streptococcus mutans en la boca, uno de los principales causantes de la caries. También se ha observado la reducción de determinadas bacterias patógenas que están directamente relacionadas con las enfermedades periodontales, como Aggregatibacter actinomycetemcomitans, Porphyromonas gingivalis y Tannerella forsythia.
Se ha establecido que para que una bacteria probiótica tenga un efecto sobre la salud oral, ésta tendría que adherirse a las superficies orales (dientes, encía, mucosa…) y colonizar estos tejidos; además, no debería ser capaz de fermentar azúcares, ya que si esto ocurriera disminuiría el pH y favorecería la aparición de caries.
En cuanto a la colonización oral, hoy en día no hay pruebas que demuestren que un producto probiótico es capaz de permanecer en la boca por largos períodos de tiempo. En cambio, asegura esta experta, sí hay pruebas de que los probióticos ejercen su efecto sin colonizar el ambiente oral o sólo con una colonización temporal, es decir, sólo hacen efecto mientras se están ingiriendo. Este hecho puede ser atribuido entre otras cosas al efecto beneficioso que tienen los probióticos sobre las defensas del cuerpo humano. Se ha observado que determinados probióticos son capaces de reducir algunos factores inflamatorios de la saliva y pueden atenuar la respuesta inflamatoria frente a bacterias orales patógenas. Por otro lado, las bacterias probióticas pueden producir una amplia gama de compuestos que actúan como agentes antimicrobianos y se ha observado que estas sustancias son capaces de inhibir el crecimiento de bacterias orales patógenas.
Pero hay que tener en cuenta, como advierte Iniesta, «que no todos los productos probióticos van a tener la misma acción, y que no todas las bacterias probióticas van a tener la misma eficacia clínica». Por ello, se recomienda que un producto probiótico que quiera usarse en el ambiente oral tiene que demostrar, al menos, algún beneficio in vitro. Por tanto, «los probióticos que se utilicen para el tratamiento de una determinada patología oral requieren que se compruebe su eficacia con estudios controlados y aleatorizados en humanos», recomienda Iniesta.