Las personas nacemos con diferentes tipos de frenillos en la cavidad oral, unas membranas que sirven para unir diferentes partes de la boca entre sí.
Es por eso que podemos distinguir dos clases:
- Frenillo labial: tenemos uno superior y otro inferior. Su función es la de conectar el labio y la encía.
- Frenillo lingual: sirve para unir la lengua al suelo de la boca.
En este artículo nos centraremos en explicar qué es el frenillo lingual corto, qué problemas pueden derivarse y qué tratamientos existen para corregir esta condición.
En qué consiste un frenillo lingual corto
Esta fina membrana sublingual tiene la función de realizar los movimientos necesarios para hablar, masticar o deglutir con normalidad.
Cuando el frenillo lingual de los bebés no se desarrolla con normalidad y presenta una longitud más corta de la habitual, nos encontramos frente a una enfermedad de la lengua que se llama frenillo lingual corto o anquiloglosia lingual.
Los niños que nacen con esta membrana demasiado corta suelen tener el frenillo muy cerca de la punta de la lengua, lo que les impide moverla con facilidad. Un signo que evidencia la anquiloglosia lingual de un bebé o niño es cuando levanta o saca la lengua: si esta pierde la forma redondeada y se aprecia una forma en v, puede ser síntoma de que tiene un frenillo lingual corto.
Consecuencias de tener anquiloglosia lingual
La malformación del frenillo sublingual provoca diferentes alteraciones en el desarrollo natural de las actividades diarias del bebé o niño. Pero, principalmente, existen dos grandes problemas: dificultad para alimentarse y problemas para hablar correctamente.
En el caso de los bebés que aún están mamando, presentan dificultad para succionar el pecho correctamente. Si bien es cierto que ante la imposibilidad de extraer correctamente la leche los bebés pueden buscar tácticas para conseguir mamar, este trabajo extra puede derivar en problemas de ansiedad en el pequeño.
Además, estos problemas con la lactancia también causan estragos en la madre derivadas de la fuerza que tiene que ejercer el bebé para succionar. Con lo cual, es muy importante detectar cuanto antes la posible anquiloglosia lingual para que el bebé desarrolle su crecimiento con normalidad.
Otra de las alteraciones que presentan los pacientes con anquiloglosia lingual es la dificultad para expresarse correctamente.
La incapacidad de mover la lengua para pronunciar ciertos fonemas hace que el niño no se exprese correctamente. Algunas letras con las que se suele tener problema son la te, de, ene, ele, erre y ese.
Adicionalmente, los pequeños también pueden presentar lesiones en la boca derivadas del roce de los dientes con el frenillo, llegando en los casos más severos al desgarro.
Tratamientos para corregir un frenillo lingual corto
Para corregir la malformación del frenillo sublingual se deberá evaluar de forma personalizada la gravedad de la afección, ya que no está recomendado el mismo tratamiento para todos los casos.
De forma general, podemos clasificar el tratamiento de anquiloglosia lingual desde dos puntos de vista: un tratamiento conservador o un tratamiento quirúrgico.
Cuando los niños tienen un frenillo lingual que es un poco más corto de lo habitual, no se suele recurrir a la cirugía, por lo que se opta por una solución conservadora.
En estos casos, la solución pasa simplemente por la visita a un logopeda. Este especialista ayudará al niño a comunicarse correctamente utilizando técnicas para contrarrestar esa pequeña dificultad para mover la lengua.
Por el contrario, cuando se evidencian casos severos de movilidad lingual, el tratamiento indicado es una cirugía del frenillo o frenectomía lingual, intervención que se realiza con anestesia local y que no entraña mayores complicaciones.
Como siempre recomendamos desde nuestra clínica, las supervisión en casa para detectar cualquier anomalía en la boca, junto con las revisiones periódicas en el dentista, son imprescindibles para prevenir cualquier complicación y diagnosticar a tiempo cualquier contratiempo.