Suele ser bastante habitual que las personas acudamos a la clínica dental solo cuando presentamos signos evidentes de dolor o molestias, o por motivos de clara urgencia como la pérdida de una pieza dental o rotura.
Este modo de proceder indica que, sobre todo, realizamos nuestros exámenes odontológicos solo cuando ya hay motivos claros de problemas en la boca. Es decir, básicamente nos acordamos del dentista después de que el problema ya se haya producido.
Sin embargo, existen varios motivos por los que se debe acudir al dentista con regularidad, razones que te explicamos a continuación.
La importancia de la prevención
Como hemos dejado de manifiesto en numerosas ocasiones, la prevención es el mejor tratamiento que existe en odontología.
Enfermedades bucodentales con mucha prevalencia entre la población, como caries o enfermedades periodontales como la gingivitis o la periodontitis, son afecciones que pueden evitarse.
Contrariamente a lo que se pueda pensar, las personas no desarrollamos caries o inflamación de encías “porque toca”.
Sí que es cierto que la herencia genética o el paso del tiempo afectan a la salud bucodental. Sin embargo, de manera general, las caries y la gingivitis están provocadas por una higiene bucodental deficiente, lo cual significa que con una buenas rutinas de cepillado, sumado a las visitas al dentista, son enfermedades que se pueden prevenir.
Higiene bucodental, la clave de todo
Un acto tan sencillo como lavarse los dientes marca la diferencia entre tener una buena salud oral o no tenerla.
Desde pequeños, se nos inculca este hábito tan importante para nuestra salud. Y el motivo no es poco importante: la higiene oral, junto con una alimentación saludable y las revisiones periódicas al odontólogo, son los tres pilares fundamentales para conseguir una buena salud bucodental.
No debemos menospreciar el acto de cepillarnos los dientes, ya que en muchas ocasiones cometemos bastantes errores a la hora de realizar el cepillado. Aunque no es complicado, se necesita emplear la técnica correcta para asegurar que la boca va a estar libre de bacterias.
¿Cómo debemos realizar nuestra higiene oral?
- En primer lugar, debemos cepillarnos los dientes, como mínimo, dos veces al día. Lo ideal es que lo hagamos después de cada ingesta de comida. Eso sí, el cepillado que bajo ningún concepto debemos olvidar es el de antes de irnos a dormir. La razón es que al dormir, la producción de saliva y los movimientos de la lengua disminuyen, lo que favorece la formación de placa bacteriana.
- La técnica que utilicemos es más importante que el tipo de cepillo de dientes. Debemos colocar el cepillo en un ángulo de 45º, con movimientos verticales de arriba a abajo. Además, el cepillado debe durar unos dos minutos, para asegurar la limpieza de todas las partes de la boca: cara interna y externa de los dientes y lengua.
- Se tiene que utilizar el hilo dental al menos una vez al día. Con el cepillado no basta, puesto que los restos de alimentos se cuelan entre los espacios que hay entre los dientes. Esta zona es inaccesible para las cerdas del cepillo, por lo que se debe realizar una limpieza interdental con el fin de remover la suciedad.
- Se deben utilizar colutorios como medida adicional al cepillado y nunca como sustituto. Es conveniente preguntar al dentista qué tipo de enjuague bucal es óptimo para cada uno.
- Se debe cambiar el cepillo cada tres meses o cuando haya signos evidentes de deterioro. También se tiene que sustituir el cepillo después de haber pasado un proceso gripal o infección, aunque no hayan pasado los tres meses.
Revisiones periódicas para evitar complicaciones
El objetivo de hacer visitas periódicas al dentista no es otro que controlar que la función de la boca está en perfectas condiciones y anticiparse a problemas que, si se descontrolan, pueden traer consecuencias negativas para nuestra salud.
Es conveniente pedir cita al dentista y realizar revisiones, al menos, una vez al año pero, ¿qué hace el dentista cuando realizas tus revisiones dentales?
El odontólogo revisará los dientes, las encías y, en general, toda la cavidad oral en busca de cualquier asunto. Durante la visita, también es habitual que el dentista te realice diversas preguntas orientadas a identificar posibles problemas que hayas tenido y, por supuesto, dar respuesta a todas la dudas que puedas tener.
Además, si el especialista lo estima oportuno, realizará él mismo o un higienista dental, una limpieza bucal profesional para eliminar de los dientes restos de placa bacteriana o sarro acumulado.
Aunque sigamos a rajatabla las rutinas de higiene oral, se necesita hacer una profilaxis dental al menos una vez al año, porque hay zonas de la boca de difícil acceso en las que no solo basta pasar el cepillo.
Por todas estas razones, queda de manifiesto la importancia de realizar visitas periódicas al dentista. Aunque la recomendación general sea acudir al menos una vez al año, será el especialista quien determine cuál es el plazo recomendado para cada paciente.