Nos lavamos los dientes de manera automática, casi como un acto reflejo. Es uno de esos actos que, afortunadamente, se han convertido en habitual dentro de la rutina de higiene personal, imprescindible para gozar de una buena salud bucodental.
Sin embargo, ¿lo hacemos de forma correcta? ¿Seguimos los consejos que los odontólogos recomiendan?
Si crees que tu técnica de cepillado es perfecta, no te pierdas este artículo porque te desvelamos algunos de los errores más comunes a la hora de cepillarse los dientes.
1. Utilizar un cepillo de dientes incorrecto
En general, no se le suele prestar la atención necesaria al utensilio que utilizamos al lavarnos los dientes. Comprar un cepillo de dientes puede ser una tarea dura ya que cuando acudimos a los establecimientos podemos vernos abrumados por la gran variedad de modelos existentes.
En líneas generales, existen tres tipos de cepillos de dientes según sus filamentos:
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Textura dura: si tus encías de buena salud y no sufres de ninguna alteración ni sensibilidad, puedes utilizar este tipo de cepillo.
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Textura media: igualmente indicado para personas con encías sanas pero que no toleran cepillos de dureza intensa. Este es sin duda el ideal para retirar la placa bacteriana de los dientes y no producir daños en las encías por no aplicar una buena técnica de cepillado.
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Textura suave: es el tipo de cepillo que menos fricción produce en los dientes. En este caso se utilizan en personas que tienen una sensibilidad mayor y que han pasado por una cirugía.
En cualquier caso, desde Ruano Policlínica Dental te animamos a que consultes con los especialistas qué tipo de cepillo te conviene utilizar y así no cometer errores al cepillarse los dientes.
2. Aplicar una cantidad excesiva de pasta
En el imaginario colectivo existe la creencia de que es necesario aplicar pasta de dientes a lo largo de todo el cepillo, pensamiento provocado en su mayoría por los reclamos publicitarios de las marcas.
Esto es debido a que el uso de una mayor cantidad de pasta produce un aumento de la espuma que se forma en el cepillado, lo que produce una falsa sensación de higiene. Es por eso que no debemos asociar el utilizar mucha pasta con una mejor higiene bucodental.
Si tienes interiorizada esta manera de proceder, ¡detente!
La realidad es que con aplicar sobre el cepillo una cantidad de pasta similar al tamaño de un guisante bastaría. Es más, si se emplease una buena técnica de cepillado más una limpieza interdental exhaustiva, no sería necesario el uso de pasta. Eso sí, se recomienda su uso por el beneficio que producen los compuestos en los dientes, como por ejemplo el flúor.
Si tienes dudas sober cómo realizar técnicas de higiene en niños, puedes consultar esta completa guía del Consejo General de Dentistas de España.
3. No cepillarse las veces necesarias
Cuántas veces crees que es suficiente: ¿Una? ¿Dos? ¿Diez? Lo cierto es que la frecuencia mínima para que una persona no desarrolle problemas bucodentales, como por ejemplo enfermedades periodontales, es mínimo dos veces al día.
¿Es esta cantidad suficiente? Lo ideal sería que te cepillases los dientes –con una cantidad de pasta similar al tamaño de un guisante, recuerda– después de cada comida y siempre sin olvidar el cepillado de antes de dormir. ¿Por qué? Cuando dormimos, la producción de saliva y los movimientos de la lengua disminuyen, lo que favorece la formación de placa bacteriana.
4. Ejercer una mala técnica de cepillado
Otro de los grandes errores al realizar la rutina de limpieza dental es la técnica empleada. Creemos que lo hacemos bien, pero en muchas ocasiones no es así.
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Para empezar, podemos dividir la boca en 4 secciones para que ninguna zona quede olvidada. Si creamos una rutina para seguir siempre la misma secuencia, mantendremos todas las partes de la boca sanas y limpias.
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En cuanto a la propia técnica en sí: el cepillo debe estar colocado en un ángulo de 45º y debe moverse en sentido de arriba a abajo, de manera vertical y nunca horizontal, de lo contrario podríamos dañar las encías y provocar problemas.
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Debemos limpiar la cara externa e interna de los dientes, así como la superficie masticatoria por un tiempo mínimo de 2 minutos, es decir, 30 segundos para cada uno de los sectores en los que hemos dividido la boca.
5. No limpiar la lengua
La lengua es, en muchas ocasiones, la gran olvidada en nuestra rutina de limpieza bucodental.
En este músculo se acumulan multitud de bacterias que, si no se retiran, pueden producir problemas como el mal aliento o halitosis. Además, como consecuencia de la acumulación de suciedad, damos alas a la apariciones de enfermedades como caries, gingivitis o periodontitis.
Por este motivo, no te olvides nunca de limpiar tu lengua: puedes hacerlo con el mismo cepillo, con movimientos suaves de atrás hacia delante, o con un limpiador o raspador lingual.
6. Olvidar el hilo dental
Después de cepillar tus dientes y limpiar la lengua, todavía hay un lugar más en tu boca que no puede ser olvidada: el espacio interdental.
Los espacios que hay entre las piezas dentales son de difícil acceso para el cepillo de dientes, por lo que necesitamos algún complemento que elimine los restos de placa y comida de esta zona. Es por eso que debes incorporar en la rutina el uso de seda dental, al menos una vez al día.
7. Sustituir el cepillado por el uso de colutorios
Uno de los errores al cepillarse lo dientes más comunes suele ser precisamente este: sustituir el cepillado por el uso de enjuagues bucales.
Los colutorios son unos complementos perfectos para mantener una boca sana y libre de bacterias, pero no se pueden utilizar como la única técnica de higiene bucodental.
No te olvides de preguntarle a tu dentista de confianza cuál es el colutorio que más te conviene, ya que no todas las personas deben utilizar el mismo. Dependiendo de cada caso, se recomendará uno u otro.
8. No cambiar el cepillo
En general, el cepillo de dientes debe sustituirse por uno nuevo cada tres meses o si vemos que las cerdas se deforman y pierden eficacia. También debe cambiarse si se ha pasado por un proceso gripal o por cualquier infección, ya que se pueden acumular gérmenes y hacer que se reactive la enfermedad.
9. Enjuagarse con agua después tras el cepillado
Sí, como lo lees. Llevamos haciéndolo mal toda la vida. Se recomienda no aclararse los dientes tras el cepillado ya que se elimina el efecto de la pasta y el el flúor.
Es por eso que, después de lavarte los dientes y la lengua, escupe los restos de pasta y no te aclares con agua.
¿Te has llevado muchas sorpresas? ¿Cuántos de estos errores al cepillarse los dientes cometes? Si tienes cualquier duda sobre técnicas de cepillado o la elección de cepillos o colutorios, no lo dudes y pregunta a tu dentista cuál es la mejor solución para tu caso.