En odontología no existe mejor tratamiento dental que el de la prevención.
Muchas enfermedades y patologías que se desarrollan en nuestra boca están relacionadas con una higiene oral muy deficiente, algo que, sin embargo, puede solucionarse de forma muy sencilla. ¿Cómo?
Simplemente debemos cepillarnos los dientes y seguir las recomendaciones de higiene que marca la comunidad científica al respecto. Pero además del cepillado, existen otras acciones complementarias que nos ayudarán a mejorar nuestra salud bucodental. En concreto, hablamos del irrigador dental, un aparato que utiliza agua a presión para higienizar de manera profunda nuestra boca.
No te pierdas este artículo donde te explicamos todo lo que debes saber sobre el irrigador dental, un complemento que te ayudará a mejorar de forma notable tu salud oral.
Qué es un irrigador dental
El irrigador dental, también llamado Waterpik –aunque es un nombre comercial–, es una herramienta que expulsa agua a presión y sirve para realizar una limpieza profunda de la boca.
Dado que utiliza un chorro de agua a presión, accede a zonas de la boca donde el cepillo de dientes no puede llegar, siendo especialmente útil en zonas interdentales, puentes o implantes dentales.
Aunque debe quedar claro un asunto: el irrigador dental nunca se debe utilizar como sustituto del cepillado, sino como un complemento más para mejorar la higiene de la boca.
Cómo se utiliza
Tras haber cepillado los dientes y haber utilizado el hilo dental, llega el momento de aplicar el agua a presión del irrigador.
De forma general, se recomienda utilizar el irrigador bucal después del cepillado nocturno, que se considera el más importante del día. Dicho esto, si estás pensando en incorporar este dispositivo a tu rutina de higiene, pregunta a tu dentista por la frecuencia de uso más recomendada para tu caso particular.
Utilizar este aparato es muy sencillo, tan solo debes seguir estos pasos básicos:
- Primero, debes cepillarte los dientes con una buena técnica. La recomendación básica es hacerlo mínimo dos veces al día durante dos minutos.
- A continuación, utiliza el hilo dental o los cepillos interproximales para eliminar los restos de comida que se queden entre los dientes.
- Tras realizar todo lo anterior, llega el momento de utilizar el irrigador dental.
Ten en cuenta que, aunque es sencillo de usar, debes utilizar el irrigador bucal adecuadamente para no dañar tus dientes ni encías.
- Elige una boquilla adecuada
- Regula la presión del agua, de tal manera que empieces utilizando una presión más suave al principio para ir aumentando progresivamente. La presión debe ser alta, pero no debe hacer daño ni molestar.
- Sigue la línea de la encía y pasa el chorro por todos los dientes. También debes apuntar a los espacios interdentales para eliminar todo resto de suciedad. Recuerda hacer estos movimientos tanto en la cara interna como externa de las piezas dentales, deteniéndote en cada diente unos dos segundos.
- Cuando hayas terminado, vacía el depósito de agua del irrigador y límpialo para evitar la proliferación de bacterias.
Ventajas del irrigador bucal
Incluir técnicas y métodos seguros avalados por los odontólogos a tus rutinas de higiene oral siempre es beneficioso para mejorar la salud de tu boca.
En el caso de los irrigadores bucales, introducir esta herramienta tras el cepillado dental tiene numerosos beneficios para tu salud:
- Mejora la higiene de tu boca
- Limpia zonas donde el cepillo de dientes no puede llegar
- Previene la caries y enfermedades periodontales como gingivitis y periodontitis
- Elimina la placa bacteriana
- Previene el mal aliento
Casos en los que se recomienda utilizar el irrigador dental
En primer lugar, debemos recordar que siempre que se quiera incorporar un nuevo artilugio de limpieza dental, producto o técnica de cepillado lo recomendable es pedir consejo a tu dentista para tu caso concreto. Cada persona tiene unas necesidades diferentes y no todas las soluciones sirven de igual manera para todo el mundo. Aún así, de forma general, cualquier persona puede utilizar el irrigador dental para tener una boca más sana.
Con esto claro, cabe mencionar el consenso que existe en recomendar el uso del irrigador dental en pacientes con determinadas circunstancias:
- Pacientes con ortodoncia: utilizar el irrigador dental será un hábito altamente recomendable en personas que llevan ortodoncia, sobre todo brackets. Los restos de comida y suciedad se depositan con mayor facilidad en la boca de las personas que tienen este aparato, por lo que utilizar agua a presión mejorará enormemente la higiene de la boca de personas con ortodoncia.
- Pacientes con enfermedad periodontal: tanto si se tiene gingivitis como periodontitis (gingivitis en estado avanzado), el irrigador dental te ayudará a eliminar las bacterias y la suciedad de la boca ya que llega a zonas donde el cepillo no puede llegar, por lo que se hace una limpieza mucho más profunda. Además, el agua a presión ayudará a estimular las encías.
- Pacientes con implantes dentales: mantener en buen estado los implantes dentales es fundamental para conservarlos adecuadamente. Y eso pasa por mantener unas rutinas de higiene oral exquisitas; de hecho, una higiene oral deficiente puede hacer que el tratamiento del implante dental fracase.
- Personas con sensibilidad dental: de forma general, estos pacientes sienten molestias al utilizar el hilo dental o los cepillos interdentales. En estos casos, el agua a presión puede resultar una solución para limpiar de forma más precisa estas zonas.
Poner todos nuestros esfuerzos en realizar una buena higiene dental es el mejor tratamiento que podemos hacer para garantizar nuestra salud bucodental. Entre todas las rutinas y técnicas que podemos emplear, el irrigador dental es un estupendo aparato que nos ayudará a prevenir enfermedades bucodentales y caries.
No dudes en consultar a tu dentista cómo debes usar esta herramienta y qué técnica debes emplear.